Stockholm se ha convertido en una de las películas más esperadas y especiales del año. Especial no sólo por su historia, que también ya que te atrapa desde el minuto cero, sino por el trabajo que hay detrás y los grandes esfuerzos que todo el equipo de la película ha realizado para llevarla a cabo. Una película pequeña que poco a poco ha crecido, llevándose unas estupendas críticas y haciendo que su nombre resuene hoy en muchos medios. Hablamos con el director Rodrigo Sorogoyen (Ocho citas) y con el productor de la misma, Borja Soler, en esta entrevista en la que se habla desde la película, hasta su financiación y de la situación actual del cine español.
«Las instituciones tienen que fomentar el cine español y hacerlo de forma inteligente»
|
Rodrigo Sorogoyen, director de Stockholm y Borja Soler, productor de la película |
¿Cómo surge Stockholm?
Rodrigo Sorogoyen: Fue un proceso paralelo de dos caminos. Por un lado, estaba escribiendo el guión con Isabel Peña y en un principio iba a ser un corto que trataba de lo mismo de una noche de ligoteo de un tío que lo que quería era conseguir a una chica. Lo que me interesaba de esa historia era la violencia que podía estar intrínseca en esa seducción, en ese mecanismo, una violencia que muchas veces está en las relaciones humanas y cuanto más intensas son éstas más violencia hay. Se nos ocurrió la idea de equipararlo a un secuestro porque al fin y al cabo el chico lo que quiere es llevarse a la chica y meterla en un sitio donde ella no pueda salir. De ahí surgió el síndrome de Estocolmo y por eso el título, en el que al final cambian los papeles y la persona que ha sido secuestrada se enamora o tiene una necesidad de estar con esta persona que ha hecho algo violento hacia ti. Paralelamente a esto creamos un guión y la productora con Borja. Queríamos hacer una película pero tenía que ser muy barata y sencilla.
Borja Soler: Se nos presentó el guión y se nos propuso que podríamos abordarlo nosotros sin necesidad de contar con una productora de fuera y con una inversión de subvención porque esta carrera ya la habíamos empezado, conocíamos a gente de la industria y teníamos ya unos contactos hechos. En un principio parecía que una productora más grande podía tomar el proyecto pero no lo hizo, entonces abordamos el guión y decidimos tirar para adelante.
Lo que ha comentado antes Rodrigo es que un síndrome de Estocolmo pero llevado al límite y en un contexto más habitual.
R.S. : Llevado al límite totalmente. El contexto es completamente más generacional y cercano no se refiere al secuestro de los terroristas ni express que hay Colombia o en México sino llevado a la vida o a la noche de cualquier ciudad normal. Esto era lo interesante para nosotros y para ellos también y creo que también para los espectadores que de algo tan pequeñito, común y cercano que lo vemos todos todas las noches que salimos de fiesta porque te pasa a ti o le pasa a tu amigo surja una historia tan violenta.
Es muy difícil hablar de esta película desde la nada.
R.S.: Es muy difícil.
Incluso siendo una historia de personajes cuentas algo de uno de los dos y ya desvelas muchas cosas.
R.S.: No, no puedes describirlos. Puedes decir que son personajes que podrían ser cualquiera de nosotros.
B.S.: Cuando nos han hecho entrevistas gente que no la había visto previamente no sabíamos que decir, buscábamos la forma de no desvelar nada.
R.S.: Lo interesante de la película es esto, que como tiene unos giros tan pequeñitos y tan interesantes no podemos desvelarlos, pierde toda la magia.
|
Aura Garrido y Javier Pereira en Stockholm |
Hay un cambio muy brusco de los personajes de la noche a la mañana. ¿Por qué se produce esto?
R.S.: Este cambio estaba desde el origen del guión estaba en mi cabeza desde que iba a ser un cortometraje. Para mí, desde el principio, iba a ser una historia partida en dos y normalmente en un guión estándar el punto de giro está en el minuto veinte y aquí no. Creo que esta historia sólo se podía contar de esta forma poniendo el punto de giro en la mitad. Me parecía muy interesante aunque muy difícil de lograr, le dimos muchas vueltas al guión, de hecho hay gente que se leía el guión y decía: “Esto no aguanta ni de coña”. Sabíamos que era un reto que ese primer acto tan largo aguantase, interesase, tuviese ese suspense pero al final la fuerza de gran parte de la película viene de ahí.
B.S.: E incluso estéticamente se marcó de alguna manera. De una parte a otra los personajes, el contenido son totalmente diferentes, pero incluso la textura, la luz, es como si estuvieses viendo dos cosas completamente distintas. Sobre el papel ya era un reto y ese era nuestro miedo pero al final acabamos apostando por todo.
R.S.: Y aquí sacas la fuerza en la originalidad de la película, podría habernos salido mal.
En ese cambio, en ese contraste es cuando te ves reflejado en alguno de los dos personajes.
B.S.: Lo que nos han dicho es que es imposible no tomar partido por alguno de los dos y vas cambiando también.
R.S.: No estás todo el rato apoyando al mismo. Lo entiendo a él, luego a ella y vas rotando.
Lo que me llamaba la atención es que el personaje de Javier Pereira tenía en una misma mañana unos cambios de humor muy bruscos que pasaba de estar tranquilo a furioso en muy poco tiempo y así continuamente.
R.S.: Durante los cuarenta minutos que dura la segunda parte, al personaje de él le pasan muchas cosas , aunque se pueda resumir en una. Hay momentos en los que parece que tiene la situación bajo control, otras de no creerse lo que le está ocurriendo, luego que empieza a asumir lo que pasa y piensa: “¿Qué hago ahora?”, momento en el que tengo que actuar y actúo y no consigo lo que quiero, frustración, hay cabreos, miedos… La construcción del personaje viene de guión luego ya tenemos a Javier Pereira que lo hace muy bien pero creo que sería negativo que estuviese siempre con la misma actitud o totalmente lineal y además la situación era propicia para estos cambios.
B.S.: Te pones a pensar: ¿Qué haría yo en esta situación?
R.S.: El guión lo construimos Isabel y yo hablando y planteándonos qué haríamos en esa situación. Ella daba su visión como mujer y yo como hombre. Había cosas que no nos funcionaban pero otras sí y normalmente lo hacía.
Los personajes tampoco están muy definidos, no sabemos sus verdaderos nombres, sus problemas…
R.S.: La película juega mucho a eso, a no saber datos de ellos porque es lo que te ocurriría a ti. Queríamos que el espectador sintiera, en lo máximo posible, lo que está sintiendo cada personaje y tú cuando conoces a alguien sólo veinticuatro horas es imposible llegar a saber quién es, conoces una cara, dos, tres…pero no puedes conocer todo el pastel. Todo esto estaba en el guión y para nosotros esto era un arma necesaria porque hace que el espectador se posicione y piense en la película que es lo importante.
¿Por qué decidisteis a estos actores, Aura Garrido y Javier Pereira, para adentraros en un proyecto tan arriesgado?
R.S.: En una película tan pequeña rodada en trece días si a la hora de venderla teníamos a dos actores conocidos como son Javier Pereira y Aura Garrido ya era un sello. Además conocíamos a Javier era amigo nuestro y sabíamos que desde el principio iba a estar en el proyecto, cuando escribí el guión era para él. Aura Garrido, estuvimos barajando nombres de actrices de su edad que fuesen potentes y conocidos, a Aura la conocía porque había trabajado con ella en La pecera de Evay a todo el mundo nos encantaba y fue la ganadora de esa elección.
|
Aura Garrido y Javier Pereira en Stockholm |
Pasando al crowdfunding, ¿por qué decidisteis probar con esta forma de financiación?
R.S.: Porque no teníamos dinero (risas)
B.S.: Decidimos tirar para adelante aunque no estuviéramos muy puestos en lo que era el crowdfunding o que plataformas existían. Sabíamos que la forma de abordarlo era ésta, pero a nivel personal de yo me implicaré e intentaré buscar dinero de la gente que conozco o que pueda invertir. Vimos que El cosmonauta ya existía y había optado por esta experiencia y de repente observamos que existía esa posibilidad y que funcionaba y que a nivel largometraje aún no había mucho, a nivel de música sí, un montón de discos autoproducidos. Teníamos dos caras conocidas que son Aura y Javi que eso también te da visibilidad al proyecto. Si no hubiésemos tenido a estos dos seguramente la cosa hubiese sido totalmente diferente porque ellos ya tienen una serie de fans que les sigue y el proyecto llegaría a más gente. De esta plataforma conseguimos 13.000 de los 65.000 euros que habíamos planificado que necesitaríamos para el rodaje y la posproducción. Nos salió muy bien porque a través de esta plataforma contábamos con 8.000 y conseguimos bastante más de lo que pedíamos porque la cola del proyecto se fue haciendo más grande, más conocido y fue algo que interesó mucho en ese momento. Ahora mismo levantar un proyecto de crowdfunding para un largometraje es más complicado porque ya no tiene ese novedad ni ese aliciente que sí que tenía cuando nosotros lo hicimos.
La película de Faradayde Norberto Ramos, por ejemplo, también se ha hecho con crowdfunding. ¿Quizá tuvo más problemas a la hora de probar esta forma por ser menos novedosa?
R.S.: Hay algo que ya no tienen que es ser la primera, pero esto no significa que no fuese a salir.
B.S.: Además Norberto ya tiene un club de fans y unos seguidores, ya es un director que tiene películas hechas y tiene un prestigio y un reconocimiento dentro de la industria. Seguramente buscó formas alternativas para atraer, su forma de comunicación y de marketing que al final es algo fundamental en el crowdfunding.
¿Vosotros como habéis vivido la experiencia del crowfunding?
B.S.: Muy bien. El objetivo de los ocho mil, que era lo que pedíamos, lo conseguimos en muy poco tiempo, en los diez o doce primeros días cuando esta plataforma te deja cuarenta días para el objetivo de recaudación. Luego ya el resto de los 50.000 restante fue dando a conocer el proyecto y hablando de tú a tú con inversores que la gran mayoría era gente muy cercana. También necesitas mucha energía y cuando crees en un proyecto de esta manera y tienes a Aura y a Javi como cabeza visible, todo esto hace que vaya para adelante.
Ya que el crowdfunding al haberse pasado la novedad puede que no funcione ahora, ¿surgirán nuevas formas de financiar cine?
R.S.: En general no, está claro que el crowdfunding existe y puede que hayan proyectos que vayan a salir así pero es imposible que todos los proyectos salgan adelante así. Lo que sí que sabemos es que un síntoma de que está cambiando y de que va a cambiar hacia algún lado. No sólo existe un problema de financiación, también está el de exhibición, el de distribución. Hemos empezado por ahí pero hay que cambiar muchas cosas para que haya una revolución en la industria española.
B.S.: Lo que sí que ha hecho el crowdfunding es abrir vías y esto es una necesidad sino se terminará de producir y de hacer cine y esto no va a pasar. Surgirán modelos mixtos, unos funcionaran, otros no. Antes se solucionaba una película con un 40 o 50% de producción pública, ahora igual es un 10% de subvención, un 30% de de crowfunding…
R.S.: Sí que es verdad que es un toque de que esto hay que cambiarlo, o que se pongan todos de acuerdo o a la fuerza o empujando o sentándose a hablar. Pero esto ha ocurrido en toda la historia del cine, el inmovilismo es lo que no lleva a nada. Lo que hay que hacer es moverse. Hoy nos ha tocado a nosotros pero en breve pasará de otra forma.
B.S.: Películas autofinanciadas han existido desde que se creó el cine lo que pasa es que lo que el crowdfunding lo que ha creado es la posibilidad de crear una comunidad antes de que la película este hecha.
¿Creéis que Paco León, que es un personaje muy conocido, con su película Carmina o revienta ha servido para abrir estos caminos?
B.S.: Sí, totalmente.
R.S.: Ha servido muchísimo para darlos a conocer. Para que la gente ya sepa lo que es y no le suena a algo extranjero y diga que esto le interesa o no y se informe.
B.S.: Cuando eres el primero en algo seguramente te vas a equivocar en muchas cosas pero lo que sí estas permitiendo es analizar y ver lo qué es, qué es lo bueno,qué es lo malo, qué es lo que podemos copiar y adaptar. Todo esto viene bien.
Algunos opinan que la industria del cine español no existe debido a su maltrato a la hora de hacer o distribuir una película, ¿vosotros qué opináis de esto?
R.S.: Creo que no existe o va mal por muchos motivos, no se le puede echar la culpa a uno solo. Creo que el sistema de distribución hay que cambiarlo pero no es lo único que está mal, también hay un componente de público, de un espectador que está cambiando, tanto el internacional como el español. Si a todo esto le sumas las ayudas que da el gobierno, no hablo de subvenciones sino lo que fomenta éste, el ministerio o el estado, no solamente ahora sino que lo lleva haciendo durante un tiempo y se añade una crisis económica y millones de factores.
B.S.: Tú analizas ahora la situación del cine español y es terrorífica pero tú te vas a hace diez años cuando no existía el crowdfunding y no existía esta crisis económica y se conseguía producir con grandes ayudas del estado o de ventas a la televisión y se hacía mucho cine español pero aún así las cifras eran terroríficas. Si tú comparabas toda la inversión que se podía hacer de esta industria y lo que realmente llegaba al espectador era también negativo.
R.S.: Era un modelo que no funcionaba pero nadie dijo: “Oye que esto hay que pararlo o cambiarlo porque no da resultado”, se ha seguido, se ha seguido y hemos llegado hasta aquí.
¿Qué medidas habría que tomar para que se vea más cine español?
R.S.: Muchas. Creo que había que fomentarlo desde las instituciones no se puede dejar sin más, es cultura., es un patrimonio, y hay que fomentarlo de forma inteligente. El espectador también tiene que hacer un esfuerzo si quiere y por supuesto los cineastas tienen que contar historias que interesen.
B.S.: Creo que también es fundamental algo que pasa con el cine español y es que la industria tiene que hacer un esfuerzo para atraer a los espectadores a ver nuestro producto porque el desapego de la gente con el cine español viene de años atrás. Creo que ahora más que nunca hay que hacer un sobresfuerzo para atraer al público a ver este tipo de películas. Para ello, las entradas de películas de cine español deberían tener una especie de subvención para el público, es decir, si se subvenciona una película que también el público pueda disfrutar de ello y que no le cueste ocho euros ver Stockholm como si fuese a ver Superman porque tampoco tendría mucha lógica.Todo eso que no se ha hecho cuando supuestamente estábamos bien creo que ahora hay que hacerlo doblemente.
Y lo que no se ha hecho antes cuando estábamos bien repercute ahora que estamos mal.
B.S.: Claro, ahora es cuando la creatividad tiene que salir por todos los lados y atraer mucho a la gente a ver cine español porque es absurdo que se recaude más dinero en la taquilla española fuera de nuestro país que dentro. Estamos haciendo algo muy mal aquí.
Rodar una película como Stockholmronda unos 215.000 euros pero vosotros habéis contando con 65.000…
B.S.: Por un lado, tenemos los 65.000 euros que nosotros utilizamos para rodar la película y la posproducción, es decir, para hacerla. Dentro de este presupuesto entra el alquiler de la maquinaria, el seguro, la seguridad social para todo el equipo, dietas, etc de estos 13 días de rodajes,
R.S.: El dinero mecánico que nos hemos gastado son 65.000 euros. Pero si tú tienes que contar cuánto cuesta el película, o cuánto costaría en una situación ideal en la que hay que invertir los sueldos y capitalizar y sí se cobrasen esos sueldos sería entre unos 215.000 o 220.000 euros.
B.S.: El nivel artístico ha capitalizado su sueldo, ellos han firmado un contrato desde el auxiliar de producción hasta Aura Garrido y Javier Pereira en el que ellos invierten su sueldo en la película. Es decir, todo el equipo técnico y artístico son igual de inversores que el productor asociado.
Ocho citas fue una película estrenada en el 2008 con una producción y distribución completamente diferente a ésta. ¿Cómo has vivido tú esta segunda experiencia? ¿Qué diferencias hay con la primera?
R.S.: Es totalmente distinto. He crecido cinco años donde supongo que he aprendido muchas cosas, la industria la conozco mucho más y me he planteado cosas que antes no había hecho. Por un lado, en Ocho citas había una comodidad en la que mi trabajo se concentraba a escribir y a dirigir, de todo lo demás se encargaba la otra gente que esto está genial y es comodísimo porque te concentras en lo tuyo. Pero por otro, es malísimo y si me tengo que quedar con alguna de las experiencias me quedo con está con los ojos cerrados. En Ocho citas era un empleado, tenía un jefe que me revisaba el guión y los actores y si no los quería tenía que tragar o por lo menos pelearme por ello. Aquí no, hemos sido productores, guionista, director, hemos tenido una libertad total, hemos dialogado entre todos y no ha habido problemas porque nos llevamos bien y tenemos unos gustos artísticos y unas ideas parecidas. He trabajado mucho más con esta película, el esfuerzo ha sido mucho mayor y he invertido mucho más tiempo. Otra de las diferencias es que aquí no me han pagado y en Ocho citas sí (risas) pero he hecho la película que quería hacer y en mi otra película no fue así. También me quedo con la experiencia de producir ya que ninguno de nosotros la había vivido antes.
Muchas gracias a los dos por la entrevista.
B.S. Y R.S.: Gracias a ti.