Eduardo Casanova, Jorge Roelas, Natalia Mateo, Pau Durà y Liz Lobato tras la cámara en el Cinema Jove

Jorge Roelas, Pau Durà, Liz Lobato, Eduardo Casanova, Natalia Mateo y Jorge Castillejo, coordinador de Actores tras la cámara
 
 
 
 
Tras saber la experiencia de Jose Luis Gil como director en los coloquios de Actores tras la cámara del Cinema Jove, los profesionales Eduardo Casanova, Jorge Roelas, Natalia Mateo, Liz Lobato y Pau Durà decidieron también pasar por este festival a contarnos su experiencia desde la otra parte, desde la de dirigir. Con sus cortos Amor de Madre, Guatsap, Ojos que no ven, Padres y El hambre, respectivamente, los actores nos muestran el lado más divertido y más crudo de dirigir un cortometraje.
“Espero no salir de aquí ‘apedreada’ “, comienza entre risas Eduardo Casanova. Desde luego que no salió apedreado del coloquio, ni él ni ninguno de sus compañeros que comentaron ilusionados sus trabajos. “ Es el segundo corto que traigo aquí (al festival). A mí me encanta hacer cortos. Creo que hay gente que está capacitada para hacer más cosas que actor y en un momento he sentido la necesidad de contar historias de otra manera”, afirma Roelas. Aunque el actor se animó a protagonizar su primer corto, Paco, afirma que con el segundo prefería sólo dirigir: “A mí me gusta mandar”, comenta el actor. Tanto Durà, como Casanova, Mateo y Lobato se ven incapaces de dirigir y actuar al mismo tiempo. “No me daría trabajo a mí misma. Cuando estoy escribiendo imagino lo que tienen que hacer los actores y lo veo tan difícil que no me atrevo. También pienso que si oportunidades como actores hay pocas como directores menos, entonces perderte el dirigir tu producto a mí no me compensa”, afirma Mateo. Casanova apoya a su compañera y asegura: “El dirigir tu propio proyecto engloba muchos trabajos para ponerme uno más. Yo no actúo porque me parecería muy empalagoso. Suelo hablar de cosas mías y los decorados son como mi casa, si saliese yo sería demasiado, me daría asco”. “Dirigir es una experiencia global y me daría pena perdérmela para hacer algo individual como es actuar”, continúa Lobato.
 
Jorge Roelas, Pau Durà, Liz Lobato, Eduardo Casanova y Natalia Mateo.
 
Una vez clara la idea de que la pasión de dirigir les impide protagonizar sus propios cortos, pasamos a qué les aporta este trabajo. Pau Durà por su parte confiesa: “El dirigir te ayuda a entender muchas cosas. Cambia Tu visión. Entiendes un poco la gran mentira del espectáculo”. A lo que Casanova añade de forma muy espontánea: “Los actores somos muy egocéntricos”. Pero no todo es bueno, Casanova nos confesó que durante el rodaje de su primer corto Ansiedad, acudió a ciertos remedios para llevarlo mejor. “ Lo dirigí con los cascos, el guión y una tableta de lexatin. Era el lexatin por secuencia. Los ansiolíticos están a disposición del todo el mundo y son una maravilla”, comenta ante las risas tanto de participantes como público.
Pero el verdadero debate comienza con la siguiente pregunta, ¿cuánto dinero se debe gastar a la hora de hacer un cortometraje o incluso una película? Eduardo Casanova reivindica los trabajos de bajo presupuesto. “El arte se debe hacer sin ningún tipo de dinero, y yo aquí me excluyo. Que tengas una idea y que a la semana siguiente ya la estés rodando, me parece maravilloso porque el arte es la idea de comunicar. A mí por ejemplo me cuesta muchísimo más porque necesito muchos complementos. A lo mejor tengo una incapacidad para comunicar”, afirma el actor. Algo con lo que muchos de sus compañeros no están de acuerdo, Durà por su parte cree que dependiendo del proyecto se podrá contar con más o con menos dinero y Mateo confiesa que ella rueda con dinero, con subvenciones y que hasta tiene su propia productora.
Jorge Roelas, Pau Durà, Liz Lobato, Eduardo Casanova y Natalia Mateo
 
Cuando hablamos de la vida de los cortos o la libertad que ofrecen a la hora de contar una historia, todos se muestran de acuerdo que las redes sociales y los festivales son la mejor forma de promocionar sus trabajos. “La vida de los cortos es en los festivales y la gracia del corto está en la libertad de poder contar lo que quiera y que nadie me diga nada”, afirma Durà. Esto no siempre es así, como afirma Casanova contando su experiencia. “Fumando espero es un cortometraje que por la temática que tiene me pase meses buscando una distribuidora, no me lo proyectaban en los festivales y la gente se iba de la sala. No hay libertad en el cortometraje”, asegura el actor. Roelas apoya a su compañero y se define como un admirador de su trabajo: “Hemos tenido un retroceso enorme, porque tú el cine que haces lo haces en los 80 y te hubiesen idolatrado. Es atrevido”. Casanova afirma que hay “una censura enorme”. “Los dos cortos que tengo son temáticas gay y son historias que le pueden pasar a tíos y a tías. Hay gente que me pregunta por qué la historia le ocurre a dos chicos. Lo hago para normalizar esta situación y que no me hagan esas preguntas”, afirma Roelas.
Natalia Mateo, por su parte, piensa que aunque hay libertad en los cortos afirma que lo que no hay es prestigio. “En otros países lo que sucede es que grandes directores de cortos hacen su primer trabajo y ya hay alguien que les llama para hacer un largo. Aquí enormes directores de cortos no son capaces de levantar sus películas. Es más cuando un productor les llama para interesarse por ellos a ese señor el proyecto le da igual, le interesa esa persona porque han oído hablar de ella”, asegura la directora.